Mario Botta Nace el 1 de abril de 1943 en Mendrisino, en el lado Suizo de la frontera con Italia, a lado del Lago di Como. Desde pequeño siempre supo que su vida giraría entorno a la creación.“Siempre supe que me expresaría a través de la fotografía, la pintura o la arquitectura”. Finalmente estudió arquitectura en la Universidad de Venecia, donde forjaría su ideal arquitectónico de la mano de sus maestros: Carlos Scarpa, Louis Kahn y Le Corbusier, con quienes tendría la oportunidad de trabajar en sus años de formación. Desde 1996 es director de la Academia de Arquitectura de Medrisino, motivo por el cual recibió el Premio Carvajal 2014.

Más tarde, en 1970, abrió su propio despacho en Lugano, Italia. Su principal obra construida – extensa – se encuentra en Suiza. Aunque también lo ha hecho por todo el mundo. Cabe destacar el Museo de Arte Moderno en San Francisco, la Mediateca en Villaurbana, el Museo de Arte en Seoul, la Catedral de Évry, el Museo Tinguely en Basilea o la Iglesia de San Giovanni Battista.
Botta ha sido uno de los arquitectos más importantes dentro de la arquitectura postmoderna. Uno de los hombres que revitalizó la arquitectura moderna gracias a su contundencia y rigor formal.

Su arquitectura está formalmente basada en las figuras geométricas simples-puras, que muy sensiblemente se adaptan a su entorno. El vaciado de estos volúmenes macizos – hormigón armado y ladrillo cara vista principalmente – son rellenados por estructuras ligeras de acero y vidrio.
Dos de sus obras más representativas son dos casas: Casa Bianchi, Riba San Vitale en Suiza el 1971 y Casa Rotonda, Stabio en Suiza el 1981. En estas dos casas podemos identificar a simple vista la fuerza y peso que su arquitectura adopta en el lugar, estableciendose como punto de referencia. En estas dos casas se repiten las mismas características: volúmenes geométricos macizos en los que se realizan perforaciones contundentes.
Arquitectura de contraposiciones.




Jaume Nart Parés, Equip Cultura i Publicacions ESARQ-UIC