
No pudo ser en Dubai, no pudo ser en Francia, pero va a ser en el desierto de Los Monegros. De la arena surgirán 32 casinos, 70 hoteles, 232 restaurantes, 500 comercios, un campo de golf, un hipódromo, una plaza de toros, un cámping, réplicas de las pirámides egipcias, de los templos romanos y hasta una del Pentágono que servirá de hotel para Spyland, un parque temático sobre el espionaje. Se llamará Gran Scala y necesita una inversión de 17.000 millones de euros para convertir el desierto en una tierra de espías y tragaperras. Es más del doble de lo que se invirtió en Barcelona para los Juegos Olímpicos de 1992 y casi cinco veces el presupuesto del Ministerio de Medio Ambiente en 2007. Será el segundo complejo de casinos más grande del mundo tras Las Vegas.

Además del dinero, también hará falta cambiar la ley del juego (que autoriza un máximo de un casino por provincia), recalificar 2.025 hectáreas de terreno, y llevar agua, tendido eléctrico y redes de saneamiento hasta Los Monegros, hasta ahora un desierto al uso, es decir, vacío. El Gobierno aragonés y los promotores confían en llenarlo con 25 millones de visitantes por año a partir de 2015, es decir, más de la mitad del total de turistas que recibió España en 2006. “Va a ser el primer destino turístico de la Península”, declaró ayer uno de los inversores.
El Gobierno de Aragón dio ayer el definitivo sí quiero a ILD, el grupo de 12 inversores extranjeros (australianos, británicos, franceses, libaneses, americanos…) que promueven el proyecto. Lo hizo en su propia sede, en un fastuoso acto al que invitó a 700 operadores y 180 periodistas. “Hoy es un día importante para Aragón. Gran Scala es una enorme esperanza, un éxito. Un concepto nuevo que atenderá a millones de familias de todo el planeta. No podíamos dejar pasar la oportunidad”, explicó ufano el vicepresidente de Aragón, José Ángel Biel, primero en subir a la tribuna. “No somos una comunidad condenada al pesimismo”, añadió.
NATALIA JUNQUERA_Zaragoza 13/12/2007